viernes, 29 de marzo de 2013

Al Mahatma Gandhi

La vida es tan escueta, la sociedad tan pútrida, como un destino inerte al que queremos alzar las manos para saber si al fin puede salvarnos de este profundo abismo, cuanto dolor, cuanta decepción a cada paso, como si a alguien le importara más allá de su egoísmo despreciable...

Pau.


Les dejo unas palabras de un escritor que me ha gustado y del que hoy en adelante me propondré investigar más a fondo...

Al Mahatma Gandhi - Enrique Buenaventura *dramaturgo director artista plástico.


"A usted le parecerá raro
que un ateo que ama
solamente a las diosas
lo recuerde, recuerde al creyente,

al que vivía lleno de Dios
y vacío de toda vanidad.
Flaco hasta los huesos
calvo y anciano.

Terco y duro como acero
y sonriendo con sarcasmo
de la burla y del menosprecio
de los que nunca creyeron

que usted vencería
al gran imperio
con nada más
que con la claridad

como una pequeña lumbre
en un túnel sin salida
pero usted, Mahatma,
(Alma Grande) que no le cabía

en su magro cuerpo
usted que recogía la herencia
impalpable de Ramakrishna
y el fulgor solar de Vivekãnanda

usted le ganó la guerra,
desarmado y aparentemente
endeble, al gran imperio
sin alardes, ni gritos, ni violencia.

Déjeme inclinarme,
las manos juntas
en el saludo indio
y entrar en su Ashram
con los pies descalzos.

Sé bien que su Aimsa,
su arma secreta
no es exportable,
no es una fórmula

para acabar con las guerras.
El capitalismo es violento
y feroz y se alimenta de sangre
de mutilados y cadáveres.

Adiós, santo sin aureola.
¿Algún día terminarán las guerras?"



Enrique Buenaventura Nació, vivió y murió en Cali (1924-2003). Desde muy joven y hasta sus últimos años escribió poemas, cuentos, crónicas y se dedicó en forma autodidacta al dibujo y la pintura. La gran mayoría de su obra sigue inédita.



jueves, 28 de marzo de 2013

El desafio de Aristóteles


"Cualquiera puede ponerse furioso...eso es fácil.

Pero estar furioso con la persona correcta,


en la intensidad correcta, 


en el momento correcto, 


por el motivo correcto, 


y de la forma correcta... eso no es fácil".



                                                            Etica a Nicomano






viernes, 15 de marzo de 2013

Antes y después del matrimonio



Un poco de Humor que muchas veces es una realidad. 



Antes del matrimonio:


ÉL : ¡Sí!, Por fin. Que duro fue esperar.

Ella : ¿Quieres dejarme?

ÉL : NO! Ni siquiera lo pienses.

Ella : ¿Tú me amas?

ÉL : Por supuesto, una y otra vez.

Ella : ¿Alguna vez me has sido infiel?

ÉL : Noo! ¿Cómo te atreves siquiera a preguntar eso?

Ella : ¿Me besarías?

ÉL : En cada oportunidad que tenga.

Ella : ¿Te atreverías a golpearme?

ÉL : ¿Estás loca? No soy ese tipo de persona.

Ella : ¿Puedo confiar en ti?

ÉL : Sí.
 
Ella : ¡Mi amor!

Después del Matrimonio: Lea de abajo a arriba.


martes, 12 de marzo de 2013

Nosotras que no somos como las demás

"Feniletilamina" 

Euforia, tormento. Noches en vela. Días inactivos. Sueña despierta delante del ordenador. Se olvida el bolso en el supermercado. Sigue de largo donde debería doblar. Habla en voz alta mientras camina sola. Planea lo que le diría, o lo que debería haber dicho. Lo que le dirá en un próximo encuentro. Corre riesgos estúpidos. Dice tonterías. Se ríe demasiado. Habla de lo que no debe. Revela secretos. Pasea de madrugada. Algo que dijo él aún le resuena en sus oídos. Ve su sonrisa si cierra sus ojos. Atesora las entradas de la película que vieron juntos. ¿Qué pensaría él del libro que está leyendo? Un perfume despierta un sin fin de recuerdos. Una canción le provoca sollozos. Llora un promedio de cien lágrimas diarias. Y duerme, calcula, unas cuatro horas por noche. 

“Esta violenta perturbación emocional (desórdenes de atención, conexiones intrusivas, hipersensibilidad y exaltación, cuadros de ansiedad) se inicia en una pequeña molécula llamada feniletilamina (FEA), que se encuentra al final de algunas células nerviosas y ayuda al impulso de saltar de una neurona a la siguiente. Es una anfetamina natural que se acumula en el sistema límbico, el centro emocional del cerebro. El sentimiento de amor –lee- puede resultar de la inundación de FEA y otros estimulantes naturales que saturan el cerebro, transformando los sentidos y alterando la realidad”. 

Pierde el apetito, pero a veces asalta la nevera a las 6 de la mañana. Cree reconocerlo en la oscuridad de los bares y luego se da cuenta de que se ha equivocado. Escribe su nombre en servilletas sucias, y le tiemblan las manos si descuelga el teléfono. El pulso de la sangre resuena en los oídos. Una llamada podría abrir la puerta del cielo. El grifo de la ducha queda siempre abierto. Acaricia a los niños en el autobús y a los perros sarnosos que cruzan las aceras. Si camina a su lado, siempre piensa que cae y tiene que recordar cómo diablos se camina. Se cambia de ropa delante del espejo setenta y siete veces antes de cada cita. Se descubre imitando gestos que le ha copiado. Repitiendo sus frases en las conversaciones. 

“Tras algunas semanas de administración de inhibidores de la MAO -lee-, un hombre perpetuamente enfermo de pasión comenzó a tomar con más calma sus relaciones de pareja y pudo incluso vivir solo con bienestar. Aparentemente ya no anhelaba la respuesta del FEA. Este paciente hacía años que estaba en terapia. Sin embargo parece que hasta que no se le administró la ayuda química, fue incapaz de aplicar lo que había descubierto debido a su irrefrenable respuesta emocional”. 

Bebe demasiado. Come chocolate. Deja las llaves puestas en la cerradura. Cuando duerme sola se abraza a la almohada. Sopesa a cada instante el tiempo compartido. Se sabe de memoria su talla de jersey. De pantalones, camisa, calcetines y botas. Llama a su casa cuando sabe que no está. Paladea su voz en el contestador. Le obsesiona el color de su ropa interior, y se pone una falda, la primera en un año. Enumera sus fallos para no idealizarlo. Y acaba por pensar que iluminan sus virtudes. Nada setenta largos. No para a descansar. Intenta pensar sólo en las brazadas, y el agua. Sale tiritando y no consigue olvidarse. Lee libros de autoayuda que no le gustarían. Con las novelas tristes llora a moco tendido. Habla sola en el metro, o con desconocidos. Se ha pintado de negro la uñas de los pies. Nunca llega a tiempo a una sola cita. Grita como una loca bajo el chorro de agua. Al menor de sus gestos se le congela el pulso. Escribe cartas absurdas que nunca le ha enviado. Redacta tonterías sin pie ni cabeza. SOSPECHA QUE LA QUÍMICA NO HARÍA NADA POR ELLA.


(Fragmento del libro de Lucía Etxebarria. Me encantó)