sábado, 25 de agosto de 2012

Aprender...

"De tanto perder, aprendí a ganar...
De tanto llorar, se me dibujó esta sonrisa...
Conozco tanto el piso, que sólo miro el cielo...
Toqué tantas veces fondo, que cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré...
Me asombra tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo misma...
Tuve que sentir la soledad, para aprender a acompañarme...
Tanto intenté ayudar a los demás, que aprendí a esperar que me pidan ayuda...
Hago lo que debo de la mejor forma que puedo 
y los demás que hagan lo que deseen, pero me sigue
gustando ayudar a los demas...
Vi tantas liebres correr sin sentido, 
que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido..."

miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Qué sería yo sin ti?

Querida Gabrielle:

Quería decirte simplemente que mañana vuelvo a Francia.
Simplemente decirte que nada ha significado más para mi durante mi estancia californiana que los pocos momentos pasados juntos en la cafetería del campus, hablando de libros, de cine, de música, y cambiando el mundo.

Simplemente decirte que, varias veces, me hubiera gustado ser un personaje de ficción. Porque en una novela o en una pelicula el héroe habría sido menos torpe para hacerle comprender a la heroína que le gustaba de verdad, que disfrutaba hablando con ella y que sentía algo especial cuando la miraba. Una mezcla de dulzura, de dolor y de intensidad. Una complicidad turbadora, una intimidad conmovedora. Algo extraño, que no había experimentado nunca antes. Algo cuya existencia ni siquiera sospechaba.

Simplemente decirte que una tarde, cuando la lluvia nos sorprendió en el parque y encontramos refugio en el pórtico de la biblioteca, sentí, creo que como tú, ese momento de desconcierto y atracción que, por un instante, nos perturbó. Aquel día sé que estuvimos a punto de besarnos. No di el primer paso porque me habías hablado de ese novio, de vacaciones en Europa, a quien no podias ser infiel, y porque no quería presentarme ante tus ojos como un tipo "como los demás", que ligan contigo descaradamente y a menudo sin respeto.

Sé, sin embargo, que si nos hubiésemos besado, me habría vuelto con entusiasmo, pasando de la lluvia o del buen tiempo, ya que contaría un poco para ti. Sé que ese beso me hubiera acompañado a todas partes y durante mucho tiempo, como un recuerdo radiante al que aferrarme en momentos de soledad. Pero, después de todo, algunos dicen que las historias de amor más hermosas son aquellas que no han tenido tiempo de vivirse. Quizá los besos que no recibimos sean también los más intensos...

Simplemente decirte que cuando te miro, pienso en las veinticuatro imágenes por segundo de una película. En ti, las veintitrés primeras imágenes son luminosas y radiantes, pero de la vigésima cuarta emana una verdadera tristeza que contrasta con la luz que llevas en ti. Como una imagen subliminal, una fisura bajo el brillo: una falla que te define con mayor sinceridad que el escaparate de tus cualidades o de tu exitos. Varias veces me he preguntado qué es lo que te ponía tan triste, varias veces he esperado que me hablaras de ello, pero nunca lo has hecho.

Simplemente decirte que te cuides mucho, que no te contamine la melancolía. Simplemente decirte que no dejes que triunfe la vigésima cuarta imagen. Que no dejes que se imponga el demonio sobre el ángel con demasiada frecuencia.

Simplemente decirte que, a mi también, me has parecido admirable y luminosa. Pero eso te lo repiten cincuenta veces al día, lo que al fin hace de mi un tipo como los demás...
Simplemente decirte, en fin, que no te olvidaré nunca.

de Guillaume Musso.

Canciones Para Paula



En esos momentos, el chico se da cuenta de que los ojos de Paula están puestos sobre él.

La observa, después dirige su mirada hacia la portada del libro, luego otra vez a ella y finalmente sonríe.

Con esa sonrisa maravillosa de nuevo.

-¿Te está gustando?- le pregunta el joven, alzando un poco la voz.

"Pues claro que me gusta, estúpido. Cómo no me iba a gustar esa sonrisa, si es la más bonita que he visto nunca...", piensa ella antes de responder.




sábado, 18 de agosto de 2012

Llegando a un punto de mi vida y con las lecciones que ella me había dado a su manera, que creí saber que era lo imprescindible, lo que verdaderamente me importaba, lo que valía la pena, lo que era real, lo que hacía que este paso por el mundo tuviera un poco de sentido.

Era obvio que no era así, ya que el corazón humano es un misterio infinito, que siempre quiere mas, que siempre le hace falta algo, es un misterio incomprendido. 

He llevado una carga en mi corazón indescifrable que me ha atormentado por años, muchas veces y en segundos se va y me libera, pero siempre vuelve a mi, es mía...solo mía y hace parte de ese incomprendido misterio. 

Es como la antesala de mi búsqueda de la felicidad, un revoltijo de sentimientos que ni se de donde salen, pero que de cierto modo me gustan, como saber que estoy viva, que hay mas cosas maravillosas y grandiosas que compensan el dolor y el sufrimiento.

Ademas de esta carga mi corazón también lleva un fuego constante, que lo convierte en un febril tonto que a regañadientes y jurando no volver a hacerlo, vuelve y se enamora, sin aprender la lección y olvidando el alboroto de las decepciones.

Aunque mirando desde cierta perspectiva, es importante que sea así, ya que de otro modo permanecería vacío y tal vez eso seria aun más triste.

Sin embargo, siento que he llegado aun punto en el que albergo algo de serenidad y que aunque no sea perfecto mi amor es sincero, en general, sobretodo por los míos, mi familia, mis amigos...

Me gusta no estar segura de nada, siento que no hay nada mas hermoso que las sorpresas, soñar y ver un sueño hecho realidad o mejor aun que esa realidad sea mejor que el sueño, mientras se luche por obtenerlo.

Me arrepiento de muchas cosas, de lo que deje de hacer por temor a equivocarme, de olvidarme de quienes me hicieron feliz, de abandonar la amistad por el trajinar de los días.

Y de un momento a otro me hundí, como un ancla lanzada al océano... del cual poco a poco voy saliendo hacia la superficie con mi mente dispuesta a no cometer los mismos errores.

Sabiendo a ciencia cierta que a pesar de tanta tragedia son mas los momentos poéticos de nuestra vida, como diría uno de mis escritores favoritos.

Y aprendí que las huellas que dejan las buenas cosas, esas si son imborrables y los momentos felices, más que todas las tristezas.

Lo cierto es que muchas veces la realidad de la vida resulta ser mas extravagante que la inagotable imaginación humana.

Pesa también saber que estamos solos y que solos llegamos a este mundo y así mismo nos iremos. y que aun así buscamos afanosamente la compañía de alguien, de quien finalmente no sabemos mas allá de sus palabras y tal vez de de sus caricias.

Parece ser que de un momento a otro la madurez me ha llegado y mi visión de las cosas es diferente, se lo que quiero, se lo que tengo y por lo que estoy dispuesta.

Para llegar a donde me encuentro hoy tuve que atravesar el indeseable umbral de lo inevitable y a lo que siempre le tuve miedo, me tomo toda una vida saber lo que quiero ser y dejar de soñar con ser alguien más.

Pau.