martes, 18 de septiembre de 2012

La anorexia mucho más que una enfermedad.

Todo comenzó un día aparentemente importante para mi, tenía una cita con un hombre que siempre me había importado. Por un lado lo que sucedió aquel día no solo me sirvió para darme cuenta quien era él en realidad, sino para darme cuenta de lo que estaba sucediendo conmigo misma.

El dia comenzó muy agitado y lleno de problemas, debí sospechar que lo que pasaría después no sería nada bueno, cosa que sucedió tal cual, pero lo que de verdad importó fue que al final de este entendí en lo que me había convertido.

Ese día como otros más, no almorcé, no lo consideré importante, tenía otras cosas de que ocuparme y además no sentí hambre, estaba más enfrascada en mis sentimientos que en mi propio bienestar, al final del día cuando llegué a casa, decepcionada y entristecida, me miré en un espejo gigante que hay en la entrada principal de mi casa, un espejo de cuerpo entero, en el que me veo a diario y no había descubierto en la situación en la que me encontraba.

Me vi tal cual como estaba, como si me hubiera destapado los ojos o hubiera encendido la luz, me vi pálida y ojerosa, por supuesto sin almorzar y con un café apenas de desayuno, y lo que más me asustó, me vi extremadamente delgada, al día siguiente me subí a la báscula de mi gimnasio y cual fue mi sorpresa, estaba pesando 47Kg, algo extremo para mi estatura, 163cm.

En cuanto le conté a mi mamá obviamente se alarmó e inmediatamente me llevó al médico y como era de suponerse era mucho más que una enfermedad, se trataba de mi situación emocional, que al parecer estaba bien, no eran asuntos de amores fallidos ni nada por el estilo, eso al parecer ese día también había quedado superado, se trataba de algo aun más profundo, de una vida entera, de algo que no sentí, que no vi, que no entendí, y en lo cual hoy, un poco más de un mes después, aun estoy trabajando.

Afortunadamente solo me encontraba en un punto del asunto en que sin darme cuenta y por tratar de solucionar todos mis problemas, había perdido un poco el apetito, pensé que de vez en cuando el no almorzar no me haría ningún daño, por vivir a las carreras, por no querer perder ni un solo segundo para alcanzar a hacer todo un mismo día, el perfeccionismo, la ansiedad, las presiones de la vida diaria, entre muchas otras cosas que en el momento uno no piensa, pero que silenciosamente van afectando la salud nutricional.

No era depresión, no era por que me sintiera gorda, no era por moda, ni por las causas comunes por las que muchas mujeres se hunden en la anorexia. Era aun más profundo que eso, tal vez las situaciones de mi alma estaban tan insondables como para hallar una explicación valedera, sé que nunca he sido una mujer normal, pero el aceptarlo hoy por hoy me ayuda para aprender a estar mejor.

He trabajado todo este tiempo en organizar mi vida de tal manera que yo debo ser lo más importante, he regulado mis comidas y no ha sido nada del otro mundo, simplemente desayunar bien, almorzar siempre y comer, costumbre que había dejado años atrás.

He trabajado también en acompasar mi corazón con las profundidades de mi alma, para que mis días sean más llevaderos, para poder aceptar el amor que me ofrecen, para vivir mejor y más tranquila.

Hoy me sentí feliz por que llegué a mi peso ideal sin mucho esfuerzo (54Kg) y de verdad que los resultados son notorios y satisfactorios, me veo mucho mejor, recuperé el buen semblante, la piel se me ve mejor, más luminosa y suave, volví a dormir bien, me siento feliz y llena de energía. Y lo más importante de todo fue, que al estar en el umbral de algo que pensé a mi nunca me iba a pasar, me puse en los zapatos de aquellos que padecen esta terrible enfermedad, que los laberintos tortuosos de las almas humanas son muy fáciles de invadir,  por lo que no hay que juzgar a los demás, más bien hay que saber entenderlos, ayudarlos y sobretodo apoyarlos para que no se hundan hasta perderse para siempre.

Y que hay que tener mucho cuidado, hay situaciones que llegan a nosotros incluso sin darnos cuenta, o a los seres que más amamos, hay que estar atentos, no dejar pasar la vida enfrascados en los problemas, hay que aprender a ser felices cada día, cada día...

Pau.