Estaba ella sentada en la sala de espera, con las piernas acalambradas y el corazón en la mano, esperando fuera su turno para los exámenes que de pronto le cambiarían su vida, tenia un miedo tan inmenso que le atravesaba todos los huesos. Cerro los ojos por un momento y pensó en toda su vida, en los días llenos de alegrías y en los momentos de tristezas, pensó en muchas cosas, en el amor regalado, el tiempo desperdiciado, las lágrimas malgastadas, en los besos dulces e inolvidables, en el amor de sus padres, pensaba..pensaba, cuando de pronto una voz cálida la sacó de sus sueños, era otra mujer que como a ella le tocaba afrontar esa misma realidad.
Comenzaron a hablar como si se conocieran de hace años, y cuando menos lo notaron ya eran cuatro en la conversación, por unos instantes rieron y compartieron sus vidas, se sintieron identificadas.
Tiempo después de varias tortuosas citas y exámenes, siempre se volvieron a encontrar y descubrieron una gran amistad encubierta por la adversidad. Sus historias eran todas diferentes, pero no menos fascinantes la una de la otra, llegaron a tal complicidad que sabían cada una sus más íntimos secretos, eran ellas mismas, libres de criticas y de juicios, sin necesidad de demostrarle nada nadie, se convirtieron en grandes amigas.
Y el momento llego, más bien como un océano de agua fría, ella con la suerte que la caracterizaba fue la única que no tuvo Cáncer.
Esta vez las lagrimas tuvieron mucho sentido, así como el dolor, la tristeza y el arrepentimiento, pero la batalla hasta ahora estaba comenzando, tanto para ella que estaba sana, como para sus amigas, las tres con cáncer de seno. Ella no las abandonaría y estaría con ellas hasta el final.
Y así fue, y a pesar de sus problemas paralelos estuvo con ellas, en los momentos difíciles, a su manera, de cuerpo y alma , así fueran pocos los instantes en que podían reunirse. Era una batalla a combatirse de mil maneras.
Después de tanto tiempo, hoy una de ellas, querida a mas no poder, perdió la batalla, pero dejando grandes victorias, un esposo enamorado y su gran apoyo, unos hijos más valiosos que todo el oro del mundo y una huella en la tierra de su hermoso espíritu luchador y cariñoso, imborrable para quienes la conocimos.
Quiero hoy más que nunca recalcar la importancia de la lucha contra el cáncer, el no mirar el toro tras la barrera, el saber que cuando aportamos algo ya sea dinero, o comprando productos que están comprometidos con esta causa, luchamos contra esta terrible enfermedad, ya sea para la investigación, como para la detección temprana, luchamos y ganamos cuando aparecen nuevos tratamientos, cuando regresa la esperanza, cuando una vida se salva.
A mis amadas amigas, culpables de mis muchas alegrías en la vida y a todas las mujeres, que no olviden hacer el auto examen de seno, que muchas veces si descubren algo no tengan miedo, aveces no es más sino una falsa alarma, aveces a tiempo es más fácil ganar, el callar y esperar solo le da ventaja a la enfermedad.
En honor a quienes hoy no están con nosotros, contaré las historias de estas tres mujeres para que sirvan de algo y no se queden en el olvido.
con mucho, mucho amor.
Pau.