"Hoy llegó esto a mi correo y me gustó mucho, no sé quien lo escribió, pero quiero compartirlo con ustedes, son palabras muy sabias."
Saludaré este día con amor en mi corazón.¿Y
cómo lo haré? De aquí en adelante contemplaré todas las cosas con amor y naceré
de nuevo. Amaré el sol porque me calienta los huesos; pero también amaré la
lluvia porque purifica mi espíritu. Amaré la luz porque señala el camino; pero
también amaré la oscuridad porque me enseña las estrellas. Acogeré la felicidad
porque engrandece mi corazón; pero también soportaré la tristeza porque
descubre mi alma. Reconoceré la recompensa porque constituye mi pago; pero también
daré acogida a los obstáculos porque constituyen para mí un desafío.
Saludaré
este día con amor en mi corazón.¿Y
cómo hablaré? Elogiaré a mis enemigos y se convertirán en amigos míos. Animaré
a mis amigos y se volverán mis hermanos. Ahondaré siempre en busca de razones
para elogiar; nunca me allanaré a buscar excusas para el chisme. Cuando sienta
la tentación de criticar me morderé la lengua; cuando me sienta inspirado a
elogiar, lo proclamaré a los cuatro vientos.
¿No
sucede que los pájaros, el viento, el mar y la naturaleza toda hablan con la
música de la alabanza para su creador? ¿No puedo acaso hablar con la
misma música a sus hijos?
Saludaré
este día con amor en mi corazón.¿Y
cómo procederé? Amaré a todas las clases de hombres porque cada uno tiene
cualidades dignas de ser admiradas aunque quizá estén ocultas. Derribaré la
muralla de sospecha y de odio que han construido alrededor de sus corazones, y
en su lugar edificaré puentes para llegar por ellos a sus almas.
Amaré
al que tiene ambiciones porque podrá inspirarme; amaré a los que han fracasado
porque pueden enseñarme. Amaré a los reyes porque son solamente humanos; amaré
a los humildes porque son divinos. Amaré a los ricos porque sufren la soledad;
amaré a los pobres porque son tantos. Amaré a los jóvenes por la fe a que se
aferran; amaré a los ancianos por la sabiduría que comparten. Amaré a los
hermosos por sus ojos de tristeza; amaré a los feos por sus almas saturadas de
paz.
¿Y
cómo me enfrentaré con las personas con quienes me encuentro? De una sola
manera. En silencio y en mi fuero interno me dirigiré a él y le diré que le
amo. Aunque dichas en silencio estas palabras se reflejarán en mis ojos,
serenarán mi frente, harán que una sonrisa se asome a mis labios, y harán eco
en mi voz; y su corazón se abrirá.
Saludaré
este día con amor en mi corazón.Y
principalmente me amaré a mí mismo. Porque cuando lo hago, vigilaré celosamente
todo lo que entra a mi cuerpo, mi mente, mi alma y mi corazón. Trataré mi
cuerpo con limpieza y moderación. A mi mente la estimularé con los
conocimientos y la sabiduría de los siglos. A mi alma la alimentaré con
la meditación y la oración. Mi corazón lo compartiré y crecerá y alegrará la
tierra.
Saludaré
este día con amor en mi corazón.
De
aquí en adelante amaré a toda la humanidad.
Muy
agradecido porque ASI ES.
Con amor...